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En este fresco de la iglesia de Härkeberga (Islandia), atribuido a Albertus Pictor, se muestra con claridad el concepto cristiano de la fortuna. Un loco, es decir, el pecado, induce a los seres humanos a subirse a la rueda de los bienes materiales, que al girar nos lleva a la muerte, un final fatídico frente a la Gloria que espera a los virtuosos. Es la misma idea que se muestra con la Fortuna del tarot.