Un enigma en san Orso
En la colegiata de la iglesia románica de san Orso (valle de Aosta) se esconde un enigma fascinante.
En el valle de Aosta, en los Alpes italianos, se alza una antigua colegiata dedicada a san Orso. La primera iglesia paleocristiana, de la que apenas queda huella, se construyó a principios del siglo V, sobre una antigua necrópolis extraurbana. Aquella iglesia pasó por diversas remodelaciones, de las que destaca los trabajos emprendidos por un obispo de Aosta llamado Anselmo entre el año 994 y el 1025.
La parte más destacada de la Iglesia es el claustro, que fue realizado poco después del año 1133. Los capiteles románicos que soportan la galería del claustro están adornados con bajorrelieves que muestran diversas escenas del Antiguo Testamento, la vida de san Orso y otras escenas de carácter moral.
A principios del siglo XVI, el prior Giorgio Challand emprendió una gran reforma de la iglesia, en la que se ocultó o destruyó gran parte de la decoración antigua, pero, en 1999, durante unas excavaciones arqueológicas, se descubrió un mosaico muy curioso en el antiguo suelo del presbiterio.
El mosaico está datado hacia el siglo XI. Mide unos tres por tres metros, tiene forma cuadrada, con las puntas siguiendo los 4 puntos cardinales, y está realizado con teselas blancas, negras y unas pocas de color marrón claro. En el centro hay un hombre, cubierto con una capa, que está luchando victoriosamente contra un león. En las esquinas hay cuatro figuras extrañas: un dragón (muy deteriorado), un águila de una cabeza, pero con cuerpo doble, un león y un hombre-pez que sostiene una gran serpiente.
Contando el centro, hay seis círculos concéntricos dentro del cuadrado. En el exterior están escritos los versos latinos: INTERIUS DOMINI DOMUS HEC ORNATA DECENTER · QUERIT EOS QUI SEMPER EI PSALLANT REVERENTER. Traducido de aquella manera, vendría a decir algo así como El interior de la casa del Señor está bien decorado, porque siempre lo reverenciamos con salmos.
Sigue un círculo negro decorado con nudos blancos formando cruces y, entre medias de dos círculos más estrechos y decorados con pequeños triángulos, un círculo con la frase ROTAS OPERA TENET AREPO SATOR, que analizaré más adelante.
La figura central suele interpretarse como Sansón matando un león, lo cual se corresponde con un episodio de su juventud. Un día que Sansón estaba de camino a Tamna para buscar una mujer, se le apareció un furioso león y Sansón le venció empleando tan solo la fuerza de sus manos. Este episodio se recoge en Jueces, 12:
Bajó Sansón a Tamna, y vio allí una mujer de entre las hijas de los filisteos; y cuando volvió a subir, dijo a su padre y a su madre: «He visto en Tamna una mujer de entre las hijas de los filisteos; id a tomármela por mujer».
Le dijeron su padre y su madre: «¿Acaso no hay mujeres entre las hijas de tus hermanos y en mi pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos, incircuncisos?». Repuso Sansón y dijo a su padre: «Tómame ésa, pues me gusta».
Su padre y su madre no sabían que aquello venía de Yavé, que buscaba una ocasión de parte de los filisteos, que eran los que entonces oprimían a Israel.
Bajó Sansón a Tammna, cuando al llegar a los olivares de Tamna le salió al encuentro un joven león, rugiendo.
Se apoderó de Sansón el epíritu de Yavé; y sin tener nada a mano, destrozó el león como se destroza un cabrito.
Así, esta representación quizá podría significar algo tan sencillo como la victoria de la Fe sobre el Diablo, ejemplificada en la lucha de un héroe mítico contra una bestia monstruosa, tal y como hicieron -por ejemplo- con Teseo y el Minotauro. Pero esta historia de Sansón también está asociada a la idea de enigma, de misterio, pues dio lugar a uno de los acertijos más famosos de la Biblia.
Después de matar al león, Sansón decidió casarse con la muchacha que había ido a buscar a Tamma. El día de su boda, fue a ver qué había pasado con el cadáver del león y descubrió que en el cuerpo había anidado una colmena de abejas. Cogió un poco de miel y, sin decirle a nadie de dónde la había sacado, se la ofreció a sus padres. Al poco, no se sabe bien por qué, fueron un grupo de filisteos invitados a casa de Sansón.
El héroe les propuso un enigma y les dijo que les regalaría 30 camisas y otras tantas túnicas si lo descubrían antes de que pasaran 7 días. Los filisteos debían saber qué significaba la frase «Del que come salió lo que se come, y del fuerte la dulzura». Pasaron los días y los filisteos, incapaces de dar con la respuesta, amenazaron a la mujer con quemar su casa y la de su padre si no les ayudaba. La mujer consiguió que Sansón le desvelara el acertijo y ella se lo comunicó a los filisteos. Al séptimo día, le preguntaron con sorna a Sansón: «¿Qué es más dulce que la miel? ¿Qué más fuerte que el león?». Sansón se enfadó, mató a 30 filisteos, les despojó de sus vestiduras y se las dio a los supervivientes.
Es solo una fantasía, pero, ¿y si el mosaico nos estuviera proponiendo también un acertijo? Resulta complicado de probar, pero de lo que no cabe duda es que parece esconder algún significado misterioso. Sigamos analizando el mosaico a ver qué más esconde.
Por algún lado he leído que las cuatro criaturas fantásticas de los vértices se podrían corresponder al tetramorfos, es decir, a la representación de los cuatro evangelistas. En el tetramorfos más habitual se simboliza a san Mateo con un hombre, a san Lucas con un toro o un buey, a san Marcos con un León y a san Juan con un águila.
Sin embargo, no parece que este sea nuestro caso, ya que solo tendríamos dos de las cuatro figuras simbólicas –el león y el águila – y las otras dos parecen más bien malvadas (el dragón suele simbolizar al Diablo). De hecho, también se considera aquí que el león es malvado: no va a ser malo cuando es derrotado por Sansón y, en el mismo espacio, bueno cuando es un apóstol. Sería como decirle al fiel que Cristo mata a san Marcos con sus propias manos. Entonces, ¿quiénes son estas cuatro criaturas?
Es solo una hipótesis, pero el hombre pez que sujeta una serpiente podría ser Dagón, un dios de los filisteos mitad hombre mitad pez. De hecho, Sansón está relacionado con este dios. Cuando fue apresado por los filisteos, después de contarle a Dalila que si le rapaban la melena perdería su fuerza, Sansón fue llevado a Gaza para ser sacrificado en honor del dios Dagón (Jueces, 17). El final de la historia es muy conocido. Mientras tres mil filisteos se mofaban de Sansón, que estaba encadenado a dos columnas del templo de Dagón, Yave le devolvió las fuerzas y Sansón derrumbó el templo matando a sus enemigos.
La figura del dragón podría estar relacionada con el Diablo, una asociación frecuente en la Biblia (por ejemplo, en Apocalipsis, 12), pero las otras dos –el león y el águila con dos cuerpos– resultan más complicadas de descifrar. El león en ocasiones representa valores o personajes buenos, pero en otras se asocia con el mal. Como vimos, por el contexto, es probable que en este caso simbolice algo relacionado con el mal y el pecado. El águila resulta aún más desconcertante y por el momento no atrevo a formular ni siquiera una hipótesis de trabajo.
Aún más interesante que estas figuras es la inscripción del segundo círculo: ROTAS OPERA TENET AREPO SATOR. El significado de la frase es objeto de discusión. La traducción literal sería algo así como «El artesano tiene ruedas para el trabajo», que aparentemente no tiene sentido alguno. Sin embargo, tiene una característica muy curiosa, es un palíndromo, es decir, se puede leer de igual forma del derecho que del revés. Este palíndromo, sobre todo dispuesto en cuadrado, se incluyó en la decoración de algunas iglesias medievales.
El origen de este cuadrado, llamado cuadrado Sator, se remonta a tiempos romanos, pero es probable que gozase de popularidad entre los cristianos porque organizando las letras en forma de cruz, se forma dos veces el anagrama de PATERNOSTER (Padrenuestro), a la vez que las letras restantes -a y o- se podían leer como una expresión cristiana para referirse a Cristo (el alfa y el omega, el principio y el final).
Otro cuadrado mágico cristiano muy interesante es el que se encuentra en la iglesia paleocristiana de Saint Reparatus, en Orleansville (Argelia), construida en el siglo IV. Está en el centro de un laberinto y forma el anagrama sancta eclesia (santa Iglesia). En este caso, es probable que el laberinto simbolice el pecado, el error, la herejía, que podemos superar guiados por el hilo de Ariadna, la fe, para alcanzar la salvación eterna. Además de comunicar este mensaje a los fieles, este laberinto actuaba como talismán protector.
¿Podría ser que también el mosaico de Orso tuviera esta función protectora? Habrá que seguir investigando a ver qué descubrimos.
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